Una hermana católica, abogada fundadora de un centro de asesoría legal para inmigrantes en san Diego, alza su voz frente al futuro incierto de los migrantes y refugiados tras la elección como presidente de Donald Trump. “Me entristece que la dirección de la Iglesia controle quién predica el Evangelio y luego no lo predique. Y así hace que el sonido del silencio resuene como lo han hecho algunas otras cosas”, critica la Hna. Ann Durst, religiosa de la Sociedad del Santo Niño Jesús.
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